Cultura

Luces, música electrónica, neurociencia, emociones y experimentos

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Pocas veces un experimento científico sale de su laboratorio o del marco académico. Y mucho menos el espacio escogido es una discoteca en horario diurno: la Sala Salamandra de l’Hospitalet. Ambos factores hacían que la convocatoria Being a Curious Music Mind llamara de atención dentro de las propuestas culturales del puente de Todos los Santos en l’Hospitalet de Llobregat.

La organización ofrecía entrada gratuita para una sesión o concierto de música electrónica de 90 minutos, a cargo de la Dj Alicia Carrera. El experimento y la recogida de muestras se realizaba, por tanto, en dos sesiones celebradas en el CCCB y en la Sala Salamadra de l’Hospitalet los pasados 29 y 30 de octubre, respectivamente. Para atraer a los “conejillos de indias”, el experimento Being a Curious Music Mind ofrecía el festival Sonar como gancho comercial, con el sorteo de dos entradas para la edición 2022. Esta propuesta del IDIBELL (Instituto de Biomédica de Bellvitge), liderada por Antonio Rodríguez-Fornells como investigador principal, también contaba con el apoyo institucional del Ayuntamiento de l’Hospitalet.

El objetivo del experimento era reunir a un grupo de gente diverso en edad, gustos, etc. -pero con interés por la música- para vivir una experiencia como sujetos activos en un estudio de neurociencia. El IDIBELL, el instituto de investigación biomédica de Bellvitge, lleva más de 10 años realizando este tipo de experimentos con música. Pero en esta ocasión, era la primera vez que se realizaba una experiencia así, en vivo y en directo, en un espacio abierto al público general. La sesión empírica propuesta estaba orientada a evaluar, en términos generales, cómo nos emociona, evade, relaja o hace bailar un ritmo, una melodía, una línea armónica. En resumen, analizar nuestra capacidad de recuerdo asociado al momento experimentado escuchando cierta canción.

Antoni Rodríguez-Fornells, investigador principal del experimento Being a Curious Music Mind, explicaba nada más comenzar la sesión en l’Hospitalet que la idea del experimento es “estudiar cómo procesa el cerebro la música, cómo la entiende, cómo se despierta ese paisaje musical que genera la música y que es tan importante. No solo para aspectos relacionados con el placer, también forma parte de nuestra identidad y nuestra cultura. Creemos que es importante, porque estos conocimientos luego los vamos a aplicar en terapias para enfermedad mental o neurológicas. Todo tiene un trasvase de conocimiento en futuras aplicaciones”.

¿Cómo funcionaba el experimento?

Con Alicia Carrera, la DJ, ya sobre el escenario del Salamadra, daba comienzo la primera fase del experimento. La propuesta era escuchar una serie de temas de música electrónica poco conocidos, pero seleccionados cuidadosamente. (Aquí puedes escuchar la play list propuesta). A través de una aplicación móvil, ayudados por un juego de luces de colores, los y las participantes en el experimento contestabas en sus teléfonos a un par de preguntas durante la audición. En primer lugar, se les invitaba a definir qué grado de curiosidad le provocaba la música que estaba escuchando; qué grado de placer y qué grado de evasión. Por último, con un sistema de monedas virtuales, se decidía si se quería incluir esa canción en una play list, si se quiere tener información sobre el tema musical, las dos cosas o ninguna. Así a lo largo de 90 minutos y unas 20 pistas.

La segunda parte del experimento se realizaba al día siguiente del concierto en directo. Los y las participantes recibían un correo electrónico con un enlace para una nueva encuesta basada en identificar fragmentos que sonaron el día anterior y el grado de certeza de su recuerdo. Asociando, de esta manera, los resultados a las respuestas de las canciones reconocidas con aquellas que más placer o evasión les habían proporcionado en la sesión del Salamandra.

El objetivo del experimento Being a Curious Music Mind solo se revelaba a los y las participantes después de concluir la segunda fase. El correo electrónico recibido decía así: “Consiste en estudiar las diferencias individuales a la hora de experimentar curiosidad por la música y ver cómo éstas se relacionan con la capacidad de cada uno para experimentar placer a través de la música”. Y seguía: “Además, queremos investigar si aquellas canciones que han suscitado más curiosidad, son mejor recordadas al día siguiente”. 

Alicia Carrera, dj de la sessió i Antoni Rodríguez-Fornell, investigador principal de l’IDIBELL

Alicia Carrera, Dj responsable de la play list o el set, explica que le pidieron que los temas fueran contemporáneos y no muy conocidos, que la gente se enfrentara a canciones que no ha escuchado nunca. “Para mi era muy importante en el set la parte hipnótica, que la gente pudiera caer en la evasión. Pero también se han intercalado canciones muy diferentes, algunas más repetitivas y otras menos”, explica Carrera, quien añade: “intento siempre que la música sea algo terapéutico que le haga sentir bien a la gente. Eso es muy gratificante”.

Por su parte, Antonio Rodríguez-Fornells ha querido destacar que los resultados del experimento estarán disponibles, posiblemente, a partir del mes de junio y que entre otras cosas se analizará la correlación entre curiosidad y recuerdo, así como las reacciones según los perfiles de edad y gustos del público, así como el formato de la sesión. “A priori nos hemos dado cuenta que el público de l’Hospitalet era bastante diferente al de la sala CCCB de Barcelona, pero los resultados serán los que nos den pistas de sus reacciones”, explicó Rodríguez-Fornells. Igualmente, este investigador también reconoce la importancia de las partes de neuroestética de la sesión: patrones rítmicos, líneas melódicas o instrumentales reconocibles.

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